Pintxo Pote, de la ruta del tapeo a la sofisticación culinaria

La tradición del pincho aterrizó en la Val d’Aran procedente del norte de España, principalmente de la mano de cocineros vascos afincados en tierras aranesas. Tiene su origen en las tapas que servían los bares de los pueblos: los típicos callos, ensaladilla, patatas bravas o tortilla española que, con atrevimiento, imaginación y creatividad culinaria se han ido convirtiendo en auténticas exquisiteces y han logrado instaurar la moda del picoteo en el Valle.

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En Urtau cuentan con más de 100 referencias de pinchos.

Entre los pioneros en los años 90 se recuerda al Expres, un pequeño bar en el Paseo de la Libertad de Vielha, el Saporo, una sidrería vasca y Urtau, por aquel entonces un restaurante de cocina aranesa y taberna de pueblo con buen surtido de tapas en su mostrador. “Fue uno de los cocineros del restaurante, que era vasco, quien nos propuso ofrecer pinchos como los que se hacían en su tierra”, cuenta Mónica Sanmartí, hija de los fundadores del restaurante. “Lo probamos y funcionó. Además, aquí en el Valle hay muchos vascos que tienen tradición de tapeo, así que encajamos bien”.

Más adelante otros establecimientos como Basteret, regentado por José Antonio “Tonho” Vidal, se unieron a esta variada propuesta gastronómica, que se define como un aperitivo de ración única servido en platillo, ya sea brocheta, montadito, canapé, mini hamburguesa, o croqueta, expuesto de manera atractiva en el mostrador del establecimiento. Cada vez más elaborados y sofisticados, los pintxos permiten dar rienda suelta a la experimentación e imaginación de los cocineros.

El Pintxo Pote

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Risoto de Setas con Crujiente de Parmesano de Basteret

En el año 2011, estos dos restauradores araneses junto con Gabriel Carrió, dueño de Vielhitos Bar, se apuntaron a la propuesta de Asier Urruzuno del hotel Ribaeta, para crear una ruta de pinchos en Vielha. Nacía así el Pintxo Pote, una propuesta de tapa del día, el “pintxo”, servida junto a una bebida –generalmente un vino de la casa o zurito de cerveza-, el “pote”, los martes por la noche. La iniciativa tuvo muy buena acogida, rápidamente se sumaron otros locales de Vielha y hoy son ya una quincena.

Marcamos unas bases, un precio -2,50€- y unas características del pincho”, cuenta Tonho, “y decidimos hacerlo los martes apara animar un poco la concurrencia, ya que teníamos poca clientela. La verdad es que la respuesta ha sido muy buena, sobretodo entre de la gente de Vielha, para la que se ha convertido casi en un acto social, aunque también se va viendo cada vez más turismo”.

Cada establecimiento prepara su propia tapa y las elaboraciones se han ido perfeccionando hasta convertirse, algunas de ellas, en auténticas obras de arte culinarias. “Al principio nos íbamos a San Sebastián a copiar y a aprender un poquito”, recuerda Tonho. “Allí había pinchos impresionantes, pero creo que ahora nos hemos puesto a la altura, aunque sólo sea por superar a la competencia, que cada día lo hace mejor”.

En Urtau, donde con el tiempo los pinchos han pasado a ser el eje central de su cocina con más de 100 referencias diferentes, son auténticos especialistas, y los martes de Pintxo Pote son una excelente oportunidad para hacer pruebas en su cocina. “Nuestra propuesta semanal de los martes depende en parte de la estacionalidad y de los productos de proximidad y de temporada”, comenta Mónica, “pero sobretodo de la creatividad de nuestros cocineros, que siempre tienen ideas de platos nuevos que la carta estática no les permite hacer. Algunos de ellos han tenido tan buena acogida que los hemos incorporado a nuestra oferta de catering”.

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Gratén del Pirineo. Milhojas de patata y setas de Urtau

También Basteret ha incorporado a su barra alguna de las elaboraciones del Pintxo Pote. “Tenemos una buena retahíla después de tres años intentando no repetir y no copiar”, afirma Tonho. Además, los establecimientos adaptan sus pinchos a los distintos acontecimientos culinarios que tienen lugar en la Val d’Aran, usando los productos autóctonos como el esturión durante la semana del Caviar o las setas en las jornadas micológicas.

Por su excelente acogida, el Pintxo Pote, ya ha encontrado su réplica en otras localidades aranesas, como los jueves en Bossòst y los viernes en Les. Y es que la cultura del pincho ha calado hondo en el Valle, habiéndose convertido en un atractivo turístico más. “Para los de fuera es muy llamativo”, afirma Tonho. “La gente viene a Vielha expresamente por la gran oferta de pinchos, bares y tiendas y reservan su hotel en la localidad para no tener que moverse en coche por la noche. Incluso hay hoteles de Baqueira que organizan autobuses para bajar a Vielha a sus clientes a tomarse unos pinchos”.