Respira naturaleza en estado puro

Basta atravesar la puerta de cualquier alojamiento de Val d’Aran para adentrarse en su intensa naturaleza plagada de densos bosques de hayas, abetos y robles y extensos prados verdes bañados por las aguas de sus ríos y lagos.

Val d’Aran significa valle de valles. Una denominación marcada por el curso del río Garona, cuyas aguas y las de sus afluentes no solo riegan el valle principal que vertebra, sino también al resto de valles laterales que componen este bello rincón del Pirineo. A pesar de formar parte de un país mediterráneo, su orientación hacia el norte y su altitud hacen que la Val d’Aran disfrute de un clima atlántico y un alto índice de precipitaciones que le permiten contar con ecosistemas únicos para especies como el oso pardo, una gran variedad de micro mamíferos o los amenazados cavilat y el quebrantahuesos, además de una cantidad infinita de árboles, arbustos y flores en muchos casos muy poco frecuentes en la península.

Caprichos botánicos

Para los amantes de la botánica el Val d’Aran es un auténtico paraíso donde pueden disfrutar de algunas de las flores alpinas más bellas y difíciles de encontrar. Algunos ejemplos son la orquídea nigritela que abunda en la zona del valle de Mulheres, la árnica montana de alto valor terapéutico que crece entorno al circo glaciar del Colomès, además de exóticas flores carnívoras como la drosera (en prados alpinos) o la viola d’aigua (en los cursos de agua más limpios). Pero también hay espacio para comunidades vegetales microscópicas que se han localizado en determinados lagos glaciares del entorno del Parque Nacional d’Aigüestortes y que son objeto de muchos estudios científicos.

Bosc de tardor a l'Artiga de Lin, fageda Vielha, Val d'Aran, Lleida

En Artiga de Lin encontramos una muestra de los impresionantes abetos, hayas o carvallos presentes en los bosques araneses.

El alto valor ecológico de los bosques araneses se hace evidente en sus diferentes variedades de musgos y helechos que requieren niveles muy altos de oxígeno y de calidad ambiental y que embellecen a impresionantes abetos, hayas o carvallos. No hay que olvidar que abetales de esta comarca son los más importantes de España y los hayedos ocupan la extensión más grande de Cataluña.

Diferentes variedades de musgos y helechos que requieren niveles muy altos de oxígeno y de calidad ambiental ponen de manifiesto el alto valor ecológico de los bosques araneses, y embellecen todavía más los impresionantes abetos (Abies alba), hallas (Fagus sylvatica) o carvallos (Quercus robur) que acompañan el interminable fluir de las aguas de los ríos del Valle. El grado de humedad y las características geomorfológicas de Aran permiten también que en sus bosques nos pueda sorprender a menudo la presencia de un arbusto tan bello como amenazado, como es el popular acebo (Ilex aquifolium), cuyo consumo para decorar las fiestas navideñas hizo que se tuviera que proteger en todas las regiones alpinas.

Entre mariposas y quebrantahuesos

Los insectos tienen un papel clave en los ricos ecosistemas del valle, no solamente por ser fuente de alimento para otras especies, sino por su papel descomponedor en el subsuelo y en muchos casos por su belleza. Junto a un gran número de preciosas mariposas, destaca la presencia de un insecto conocido como rosalia alpina que realiza la puesta sobre los viejos troncos de hayas tan abundantes en la Val d’Aran. También entre los reptiles se encuentran algunas especies que muestran la gran biodiversidad de Aran, como la lagartija aranesa o el tritón pirenaico, que habita en las frías aguas de las partes más altas de los ríos.

Pero si hay una experiencia única en la Val d’Aran es la de mirar hacia arriba y admirar el vuelo en círculos que en plena carretera de subida hacia Arres con el que nos puede sorprender uno de los habitantes más amenazados de esta zona, el quebrantahuesos. Aquí esta rapaz encuentra lugares de su gusto como son los prados subalpinos, las paredes escarpadas del medio y del bajo Aran, en el entorno de las minas Victoria y las Margalida, las aguas ferruginosas (con gran contenido de hierro), y las zonas con abundancia de cabras y ciervos. Su espectacular vuelo permite ver con facilidad el intenso color naranja de su pecho, que logra bañando sus plumas en esas aguas teñidas por los metales. El panorama aéreo no acaba con el quebrantahuesos, otras grandes rapaces, como la majestuosa águila real, los temporales milanos negros, el milano real o el alimoche forman también parte de este paraje y observar sus vuelos circulares en busca de presas o carroña es una vivencia indudablemente incomparable.

Más difícil resulta observar al veloz azor desafiando las ramas de los árboles en su ágil vuelo entre los bosques del valle, o a la chocha perdiz escondida entre los frescos abetos. También hace falta mucha paciencia y unos buenos prismáticos si se quiere ver al mítico y amenazado pico mediano con su colorido y típico ruido al taladrar los árboles. Cualquier actividad de senderismo en la Val d’Aran es también una experiencia acústica no solo para los amantes de la ornitología sino para cualquiera, gracias a los cantos de las muchas pequeñas aves forestales que se concentran en sus bosques.

marmota aran park 1

Si visitas el valle en verano podrá sorprenderte alguna coqueta marmota observándote desde detrás de alguna roca.

Especies únicas todo el año
En Val d’Aran cada estación del año tiene su encanto y se pueden observar especies de flora y fauna distintas, dependiendo de las migraciones en las aves, de las hibernaciones de algunos mamíferos o de la floración en las plantas. Si visitas el valle en verano podrá sorprenderte alguna coqueta marmota observándote desde detrás de alguna roca en los prados alpinos, mientras que en la temprana primavera puedes descubrir la presencia de numerosos mamíferos a través de sus huellas en las últimas nieves. En otoño, en medio de árboles y plantas de bellos colores amarillos, marrones y violáceos, se nos puede cruzar alguna manada de grandes machos de ciervo rojo con sus cuernos desarrollados al máximo y en plena berrea (periodo de celo). Y, en la época invernal podemos tener la inmensa suerte de observar el paso de la amenazadísima perdiz blanca desde lo alto de uno de los telesillas de Baqueira, Beret o Bonaigua.

Contacta con un guía especializado

Lo más aconsejable es llevar a cabo excursiones o salidas acompañados mejor de alguno de los guías especializados del Valle, que te ofrecerán el itinerario que mejor se adapte a tus condiciones físicas, gustos y exigencias, y que te facilitarán el material más adecuado, como prismáticos o tele-objetivos, te indicarán dónde y cuándo observar a cada especie y en definitiva, te ayudarán a para sacar el máximo partido al recorrido.

Fauna

Oso pardo

De todo el Pirineo central, los bosques del Bajo Aran es el lugar preferido de este plantígrado. En ocasiones pueden encontrarse sus enormes huellas en las últimas nieves primaverales o arañazos con sus cinco garras marcadas en algún árboles. Esta especie protegida se alimenta de bayas silvestres, peces, carroña y raras veces caza presas grandes.

Pico mediano

Los bosques caducifolios araneses es el hábitat favorito de esta curiosa especie que es una de las más amenazadas de la familia de los pájaros carpinteros. Son pocos los lugares de la Península Ibérica que ofrecen la posibilidad de observar a esta ave. Hace sus nidos en troncos de árboles viejos llevando a cabo muchos agujeros en el mismo árbol y en otros cercanos para confundir a sus depredadores. Su pintoresco “gorro” rojo en la coronilla de la cabeza le distingue de otros parientes.

Renacuajos

En primavera, las aguas que encharcan los caminos tras el deshielo y con las lluvias de abril forman el hábitat ideal para que las larvas de algunos anfibios y reptiles se desarrollen y aparezcan los cabezones y renacuajos. Cuando realices un itinerario por los senderos del Valle conviene que prestes mucha atención a las charcas que aparecen por el camino, porque allí podrás ver fácilmente cabezones de salamandra común o del escaso y amenazado tritón pirenaico.

Flora

Hepáticas

La hepática nobilis florece tempranamente en marzo y vive siempre en lugares sombríos, desde en bosques montanos hasta los 2500 metros de altitud. Sus flores pueden ser blancas o lilas y desde siempre se le han atribuido propiedades curativas para dolencias hepáticas.

Narcisos

Plantas bulbosas cuyas flores amarillas son las primeras en aparecer (en marzo) a lo largo de los caminos del valle y en las paredes de sus márgenes, llegando a formar bellísimos tapices cuando todavía no hay floración y los árboles caducifolios apenas tienen brotes.

Fárfara o pata de asno

La tussilago fárfara es fácil de identificar entre muchas especies parecidas por su tallo carnoso y rojizo. Sólo florece al inicio de la primavera, en lugares húmedos y márgenes de caminos. Se dice que la infusión de sus flores y hojas son un buen remedio para la tos.